11 de octubre de 2011

El Otro también es posible

Hace poco vi una publicidad que me intrigó, no porque fuera buena, sino porque cuestionaba "¿Qué hace un artista en su estudio?". La respuesta es más que evidente y la pregunta sale sobrando, a menos que se modifique el sentido. Uno podría responder que un artista toma café en su estudio, fuma, bebe, coge, duerme, "crea".
Un estudio es un espacio. ¿No sería mejor preguntar lo que hace un artista al crear? En lo personal no me interesa el espacio en el que cualquier artista pueda crear, la mente de un artista sigue creando sin necesidad de limitarse a un espacio en específico. Para mí lo importante es el proceso creativo, cómo llegar a 1 partiendo de 0, emplear las herramientas aprendidas o innatas para dejar una huella propia, imborrable.
Mi experiencia como escritor no se limita a un escritorio. Para crear necesito ver, oler, tocar, experimentar esto que me rodea e intentar percibirlo de distintas maneras. ¿Es la misma flor para un niño que para una viuda o un hombre materialista?, ¿es el mismo aroma para una madre que para un perro o una persona ciega? Y la experiencia sensible nunca es suficiente: me exijo saber "cómo" piensa cada persona. Tengo esta necesidad de reconocer la psicología de la gente, de determinar su identidad a partir de hechos cotidianos, de atributos inconscientes, de la apariencia en coordinación con sus actitudes. Y lo anterior tampoco basta: también es necesario leer para entender, para comprender, para extender el panorama.
En esta experiencia creativa el proceso me resulta difícil, arduo, desgastante. Involucra mis emociones, mis sentidos, mis pensamentos. En el proceso hay una abstracción del Yo para convertirme en el Otro, sin embargo, siempre se corre el riesgo de perderse en el Otro.
Esta Quimera Falconiforme no es real, es producto de una mente creativa, experimental. No es un monstruo, pero tampoco un ideal. Es la suma de los miedos, frustraciones, deseos y aspiraciones. Es el Uno y es la Nada. Es el Todo y la Parte. Es lo que me pemite Ser. A menudo también finjo una vida en mi cabeza. Supongo que a muchos nos interesa evadir nuestro entorno al creer que hay cosas mejores, aunque no sean ciertas. La mente es tan fuerte que domina nuesros impulsos para "creer", para "tener fe". Es la convicción, la "esperanza" de que hay otra posibilidad.

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