8 de junio de 2013

Hipster: el nuevo dandy


De vuelta a las andadas, parece que el mundo cambia cada vez que me decido a salir de mi caverna informática y rutinaria. ¿Qué le ha pasado a la gente que se ha vuelto tan radicalmente individualista? Ya no hay contrastes como hace unos años (meses, me atrevería a decir), donde uno podía observar una gran variedad de personalidades confundiéndose en las calles. No. Todo ha llegado a un punto en que la gente se divide entre lo mainstream y lo hipster.



Sin embargo, llama mi atención lo segundo. ¿Cómo definir lo hipster? Muchos dirán: “lo opuesto al mainstream”. Claro, pero eso no ayuda mucho. En lo personal, me inclino a pensar que los hipsters son una nueva versión de los estetas de finales del siglo XIX: jóvenes intelectuales caracterizados por poses dramáticas, destellos de cinismo “filosófico”, indumentaria desenfadada (pero en el fondo estudiada a conciencia), en una mezcla de seriedad e irreverencia al mismo tiempo.

¿Cómo llegué a tal vínculo? La respuesta es fácil: Oscar Wilde, el gran esteta de un siglo en decadencia. Tal vez esa palabra (“decadencia”) ayude a entender un poco más este fenómeno, si podemos llamarlo así. Wilde se desenvolvió en un círculo de jóvenes con aspiraciones a “reformar” el mundo en el que vivían, una sociedad victoriana que limitaba a ese gremio.

Pensemos en su estrategia: en lugar de “esconderse” se convirtieron en íconos de su tiempo. Desafiaron a sus contemporáneos con la excentricidad. Se atrevieron a llevar una vida de escándalo bajo una máscara social “aceptable”. Marcaron tendencias en la forma de vestir, hablar y escribir.

¿En qué distan de los hipsters de hoy? Es lo mismo: jóvenes burgueses preocupados por ser “diferentes” a una mayoría recta, cuadrada, sin variaciones; jóvenes excéntricos alejados de ideas revolucionarias, más preocupados por una “estética distinta” que por tomar partido en causas sociales.

Son odiados, vilipendiados, ridiculizados en redes sociales, incluso segregados. Sin embargo, siempre hay una espinita difícil de remover: ¿por qué “inquietan” tanto? Tal vez por esa “incomodidad” que causa “lo diferente”. Es un gremio fácilmente identificable por su apariencia, y tan sólo su presencia es llamativa. Pose o no, resultan especímenes atractivos por darle una estética diferente a la decadente sociedad de principios de siglo.

Son los “dandys” de hoy. Esos seres que viven en el límite de indeterminación, criaturas en las que conviven lo masculino y lo femenino sin importar la orientación sexual. El punto clave es su idea de “finitud”: la vida termina en cualquier instante, por eso hay que vivir al límite cada día. Nunca se sabe cuándo será el último. ¿Arrepentirse? No. Jamás estará esa opción. ¿Pero qué esperar de los hipsters?, ¿en realidad habrá tal semejanza con los estetas del siglo XIX? Al tiempo…

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