26 de junio de 2009

Los costos de la batalla


Casi tres horas de examen y al final no recuerdo más que una sonrisa que se dibujó en mi rostro cuando alguien dijo "por unanimidad"... Fueron casi tres años de trabajo, de reunir el material, juntar los fragmentos de literatura lésbica esparcidos en miles de fuentes, de ver a través de la lente de una lupa cómo se configura la mujer lesbiana en la obra de Tatiana de la Tierra, y muchas más cosas que viví en el proceso; todo quedó ahí, en un segundo, en una imagen que no logro recordar del todo. Escucho que muchos dicen "te fue bien", "estuviste perfecto", "te comportaste a la altura de las circunstancias"; nada, no puedo recordar una frase completa que se haya dicho en esos casi 180 minutos de exposición, debate, cuestionamiento... Hubocierto momento difícil, la espera de mi asesora, pero en cierta forma eso la hizo quedar mal a ella, no a mí. Me sorprende, soy su primer titulado, y muchos dicen que en el tabajo se vio la falta de asesoría. Cierto, y por eso estoy más orgulloso, porque a pesar de las múltiples y graves fallas que tuvo mi estudio, saqué unanimidad en mi examen de titulación casi sin necesidad de que mi asesora saliera en mi defensa, quien a la vez se mostró ausente, por eso me da orgullo mi trabajo, porque es totalmente mío, porque a mí me costó sacarlo adelante y llevarlo a término. No sé si retomaré el estudio en tesis posteriores, hay quien me ha recomendado que mejor me edique a otra cosa. En parte tiene razón, pero es el medio en el que me muevo. Si deseo continuar por esa ruta será necesario trabajar el doble o el triple, ahora sí, entregarlo todo, como si hiciera el amor con mi tema, y ofrecer lo que sé que puedo dar, e incluso un poco más. Aún no siento la euforia de la que todos hablan al momento de la titulación y lo que viene después, no sé si será por el trabajo, que no me permite detenerme a observar las cosas desde otra perspectiva, o si son otras circunstancias las que imponen ese velo de cotidianidad a las cosas sorprendentes... Urge cerrar el ciclo, renovarme, abrirme a otras posibilidades, a la escritura, la literatura, el tiempo. El mito de la Quimera aún sigue tallado en piedra, un poco desgastada la historia, las letras aparecen como a punto de extinguirse, pero esta Quimera sigue en la lucha, dando batalla, en espera de que algo pueda develar su pasado y descubrirse a sí misma a partir de esa experiencia. Por lo pronto, los segundos pasan y mi ciclo está a punto de concluir para iniciar otro. ¿Espectativas? Muchas, las más importantes se hallan en el corazón, en la cabeza, en la mirada y en las manos... lo demás es complemento de la vida, lo que me hace sonreír o conmoverme ante la nimiedad...

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