13 de julio de 2019

194. El ángel


Figura predominante en la tradición judeocristiana, el ángel tiene una simbología muy arraigada en el imaginario de Occidente como una figura humanoide con plumaje de ave y sus representaciones son tan variadas como la variedad que nos pueda presentar la imaginación.

         Generalmente seres de bondad y belleza, asexuales de acuerdo con algunas corrientes ideológicas, los ángeles han estado más vinculados con la analogía del Paraíso y los protectores del Jardín del Edén, aunque su representación no ha estado exenta de divergencias en torno a su origen y existencia.
         Recordemos que Lucifer era, según la misma tradición judeocristiana, el ángel favorito de Dios (el dios de la misma tradición judeocristiana que describen las Sagradas Escrituras) y su vanidad le llevó a “caer” como un acto simbólico de perder la gracia de Dios y convertirse en su opuesto, aunque en la práctica sería un complemento: no es posible distinguir el bien si no existe el referente del mal.
         Lucifer, según cuentan las Sagradas Escrituras (la Biblia) era un ángel muy hermoso, pero su soberbia (yo diría vanidad) le llevó a revelarse contra Dios y ese acto lo condenó a ser denigrado y reconocido como “ángel caído”, aunque su existencia nos es justificada en el majestuoso poema de John Milton, “El Paraíso Perdido”, en el que habla justamente de la caída de Lucifer y la “humanización” de una figura simbólica de la tradición judeocristiana para representar el mal.
         La misma tradición nos da a entender que los ángeles (en plural, porque al parecer no hay uno solo) son mensajeros del Dios judeocristiano y hay diferentes categorías para cada uno, pues recordemos que según lo que dicen las Sagradas Escrituras, a la Virgen María no se le presentó un ángel, sino el arcángel Gabriel (custodio de la puerta del Paraíso) para anunciarle la llegada del Mesías y la maternidad del llamado “hijo de Dios”.
         Lo cierto es que, en términos generales, los ángeles son interlocutores entre el mundo divino y terrestre, algo similar a lo que exponía Platón en su diálogo “El Banquete” al referirse a los “daimones” como interlocutores entre ambos mundos, aunque limitando su significancia al amor y la amistad.
         ¿Creo en los ángeles? Difícil saberlo. Hace ya varios años tuve un accidente del que muchos han jurado que nadie habría salido con vida (incluso lo afirmaron los peritos que llegaron para atender el caso). No recuerdo mucho de aquella noche. Al abrir los ojos únicamente vi un poste pegado a mi mejilla y un carro prensado. De ahí mi claustrofobia.
         Si existieran los ángeles, seguramente esa energía o espíritu se manifestó en ese incidente y me salvó de una muerte, sin siquiera dejar rastro de un por qué. La vida (el Universo) actúa de formas misteriosas.

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