Cada cierto tiempo el monstruo en
el espejo logra romper sus amarras y aparece a medio reflejo. Sonríe. Sabe que
una crisis se aproxima y podrá mostrarse tal cual es ante los ojos del mundo.
El problema es que nadie está preparado para la crueldad de los monstruos
ajenos. Y aunque uno entienda su lenguaje, no somos capaces de traducir los
signos a los otros.