Algo dentro de mí crujió en el
silencio que me habita. Era la vida condenada a los lindes de la sombra,
recluida en una boca cosida con cabellos porque ¿qué se dice en estas
circunstancias? Y, sin embargo, la vida se agota, gota a gota, sin fuerza para
detener su escape. Sí: escapa de mí y no me queda voluntad para contenerla.
6 de julio de 2016
4 de julio de 2016
La vida en el silencio
Después de tanto tiempo de vivir
con Ana llega un punto en el que pierdes la capacidad de sentir emociones más
allá del rencor, el resentimiento, la amargura y una sensación de vacío que no
tiene par. Tu rostro se vuelve inexpresivo, aunque la ausencia de sonrisa es
interpretada por “los otros” como el reflejo de un aparente enojo. Ya lo he
dicho en ocasiones anteriores: el mundo no sabe lidiar con el dolor ajeno.
14 de junio de 2016
“Aprende a dudar de una persona con TCA”
Este blog se ha convertido en una
cosa rara. Una mezcla de tantas cosas que a menudo desconozco sobre qué debo
escribir. Sin embargo, creo que la idea general es dar un panorama de lo que
vive aquí dentro, en silencio, lo que ocurre con una persona que “vive” con un
trastorno de conducta alimenticia (TCA). Quizás mis palabras den un poco de luz
a quienes tienen entre sus amistades a alguien que pase por la misma
circunstancia.
Hoy
me encuentro en mi escritorio, como usualmente hago. La diferencia es que el
alcohol me vuelve más sincero que de costumbre, a tal grado que he perdido
algunas amistades por exceso de franqueza. Y, sin embargo, en este instante ha
dejado de importarme la opinión de los demás. Hoy me sé vulnerable, de nuevo en
esa gruta en la que habita la voz de Ana y su terrible condena: “no eres
suficiente”.
Podría
decir que nadie debería creer cuando digo que estoy bien. La realidad es que
nunca es así, ocurre siempre todo lo contrario cuando se trata de mí. Si digo
“no hay problema”, en realidad por dentro las venas se dejan vaciar y están
dispuestas a ceder a esa manía de abandonarme al eco.
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