Ana despierta después de un letargo de apenas unos
meses. Llevo días sintiendo cómo se apodera nuevamente de esta anatomía que se
ha dejado llevar por la locura. Su voz apenas es un susurro, pero evoca viejas
memorias que duelen demasiado para ser escritas por este medio. No sé si tengo
voluntad para resistir otro embate. Esto de las recaídas es tan complicado.