Con el tiempo he llegado a odiar
este círculo vicioso de recuperación-recaída porque en cada ocasión esto se
torna más grave, más complicado, más difícil de superar y uno solo cae en
círculos infinitos hasta que decide “cortar”. El espectro de Ana reposa en un
estado que oscila entre la vigilia y el sueño. Actúa, pero con cautela. Temo el
momento en el que esa voz despierte y me envuelva en una bruma de la cual ya no
podré salir.