Hay cosas que me mueven a pensar en él, no en él, y ahora que ha pasado tanto tiempo veo las cosas muy distintas. ¿Olvido?, ¿rencor?,¿quizás indiferencia? Ninguna de las anteriores. Hoy tengo cosas más importantes en mente, por ejemplo, ¿funcionará mi estrategia con él? Sé muy poco y, sin embargo, me siento atraído por algo. No espero respuesta, es como si jamás nos hubiéramos conocido (de hecho aún no nos conocemos), pero me intriga lo que pudiera pasar. La quimera idealista que vivía en mí ha decidido regresar al sueño y liberar a la quimera sensible pero realista, la que se enoja por esperar más de 3 horas en el Departamento Escolar para que al finl la espera no valiera la pena (sólo había que pagar 10 pesos en Tesorería y llevar el recibo)... Hace mucho que no tengo proyectos a largo plazo, bueno, proyectos que incluso lleguen a la idealización. Antes me parecía difícil pensar que para correr primero hay que gatear y luego caminar, pero el tiempo me ha permitido ver que todo lleva un proceso, que no todo se da de golpey porrazo. Así sucedió con la tesis: trabajar, dejar repsar, retomar, nuevamente descansar. Claro, si el lapso entre uno y otro paso es largo... cuidado; eso puede caer en la desidia y luego las cosas nunca llegan a ealizarse. ¡Qué barbaridad!... De querer comerme el mundo en un sólo bocado o degstar cada partícula toda la vida... hay muchos cambios. Hoy ya no soy la quimera estrepitosa estridente y rapaz que buscaba el cobijo de la superficialidad en una burda imitación de quimera crítica. Aún lo soy, pero más consciente, más reflexiva sobre lo que digo, pienso, escribo... siento. Alguna vez una amiga me comentó que las personas, desde que nacen, llevan una crisálida junto a su corazón. Cuando crecen, el capullo madura, la ouga se transforma y deviene mariposa cuando alcanza el grado más hermoso del amor. En ese entonces creía que, por ser quimera, mi oruga se había transformado en polilla, que al final terminaría por convertirse en polvo. Cómo cambian las cosas. Las crisálidad jamás se abren antes del momento preciso, lo que sucede antes y que creemos que se trata de esa ruptura, sólo son movimientos de la oruga que contiene, que se acomoda para sentir mejor, o para advertirnos de algo. En todo caso se trata de sentir, y yo me he dado la oportunidad de sentir. Claro que viola ls normas de las quimeras, pero quién dice que no hay quimeras falconiformes irreverentes y ponzoñosas... Tal vez algún día el mito me redima, o el tiempo... quizás...
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