¿Por qué ser una máquina de
parto? Me he hecho esta pregunta durante setenta años y aún no encuentro un
argumento sólido para responder. Lo que tengo de cierto es que la vida de la
mujer no debe reducirse a su genitalidad ni a su capacidad de procrear.
Tal
vez he vivido más de lo que puedo soportar y en setenta años nunca me sentí en
condiciones de ser madre. Fue mi elección y, como tal, debería tener el derecho
a que se respete mi decisión, aunque muchas otras mujeres, millones, no cuentan
con tal derecho ni tal libertad.
Escribo
esto un veintiocho de septiembre de dos mil diecinueve, una fecha emblemática
en México porque hubo manifestaciones alrededor del país para promover el
aborto seguro, legal y gratuito para aquellas mujeres cuyas circunstancias les
pueden conducir a practicarse un aborto clandestino, insalubre y que pone en
riesgo su vida.
Me
ha resultado muy curioso ver cómo los principales opositores son los hombres,
muchos de ellos sin el coraje, la valentía y la responsabilidad para reconocer
a sus propios hijos, atribuyendo esta responsabilidad a la mujer, porque la
maternidad resulta más una obligación en este sistema heteropatriarcal que una
decisión.
Si
yo no hubiera abortado, habría traído al mundo (contra su voluntad) a seres que
no tienen culpa ni responsabilidad sobre las circunstancias que he vivido. Les
habría traído a un mundo que incluso a mí me genera repulsión, un mundo en el
que vendrían a sufrir, mucho más que a gozar de la vida (cualquier cosa que eso
signifique).
El
aborto existe mucho antes de que las leyes fueran creadas. No es un método
anticonceptivo, eso nos ha quedado claro desde hace milenios, y somos las
mujeres quienes conocemos cómo es realmente. ¿Feliz por abortar? Que alguien me
diga quién ha sido feliz una vez que deja ir una parte de sí misma (de sí
mismo).
Esta
tarde vi una marea verde, una marea que se ha extendido principalmente por los
pueblos de Latinoamérica, porque es donde prevalece la mayor incidencia de
violencias contra las mujeres y niñas. ¿Por qué en los países desarrollados no
encontramos con tal fuerza este tipo de manifestaciones?
Al
final somos energía y un aborto representa ese rechazo a dar luz con energía
negativa. La existencia no es deseable cuando no se tiene la libertad de
elegir. De eso se trata el feminismo: de luchar por igualdades, pero también
por el poder que las mujeres pueden ejercer sobre sí mismas.
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