22 de octubre de 2019

232. El arrepentimiento


“¿Qué significa arrepentirse cuando no tenías otra opción?”. Esas fueron las palabras de Laura Brown en “The Hours”, un drama de Michael Cunningham adaptado a la pantalla grande con las actuaciones estelares de Meryl Streep, Juliane Moore y Nicole Kidman.

         Tanto el filme como el libro han pasado por mis ojos tantas veces y aún me sigue estrujando esa parte de la historia en la que Laura Brown nos hace ver que hay decisiones que se toman en la vida bajo determinadas circunstancias, muchas más allá de la propia voluntad, y arrepentirse no es opción cuando no hay otra alternativa.
         Una decisión también cambia su perspectiva cuando es para sí mismo o cuando implica a alguien más entre las consecuencias. Arrepentirse en el primer caso puede conllevar cierta carga para uno mismo, siempre con esa duda recalcitrante del hubiera, y sin embargo en el segundo caso no hay esa posibilidad.
         Cuando una decisión implica a alguien más y surge entonces el arrepentimiento, no solo debemos cargar con el peso de uno mismo, sino con el peso que arrastramos hacia “el otro” y las consecuencias de nuestra decisión, también con esa duda del hubiera, aunque por partida doble.
         Arrepentirse también es echarse atrás en una decisión, o al menos la voluntad de hacerlo pese a estar imposibilitados. Puede llegar a consumarse como una nueva decisión, un cambio de timón, deshacer un punto en el tejido y volverlo a montar con otra puntada, corregir el “error”.
         En todo caso, arrepentirse implica un desgaste emocional que a veces no estamos en condiciones de soportar, ya sea por las circunstancias que atravesamos o por el peso que cargamos con la decisión ya tomada, incluso por el propio orgullo que atisba un poco de arrepentimiento pero que erige un elevado muro entre nosotros y la decisión de arrepentirnos.
         Llevo setenta calendarios y sus lunas respectivas con tantos arrepentimientos que ya olvidé la cuenta. ¿Ha servido de algo? Lo ignoro completamente. Preferí quedarme con la duda del hubiera antes que tomar una segunda decisión para cambiar el rumbo. ¿Me arrepiento hoy, ahora, en este momento, de lo ya vivido?
         Me arrepiento de seguir con vida, porque esta vida me ha sobrepasado más allá de lo que he podido soportar. Me extingo lentamente y a pesar del arrepentimiento, no tengo la fuerza ni la voluntad para evitar lo que viene.

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