27 de octubre de 2019

251. El reciclaje


Siglo XXI y uno de los grandes males (si no es que el peor) que enfrentamos es el calentamiento global y el cambio climático, en gran parte producto de un exceso de contaminación y un siglo de desarrollo industrial sin conciencia sobre el cuidado del medio ambiente.

         Hace tiempo (no tanto, hará cosa de unos meses, quizá) leí alguna publicación tipo ficción que daba cuenta de un diálogo entre un anciano y una joven en la caja de un supermercado. La joven, con molestia, acusaba al anciano de que su generación (la mía, por supuesto) era la culpable del calentamiento global y el exceso de contaminación.
         En respuesta, el anciano respondía modestamente que en realidad la culpa no era de su generación, sino de las posteriores, ya que la suya (la mía, la nuestra) creció practicando el reciclaje y el reúso. Y nada tan cierto como esa afirmación.
         Las generaciones previas a los 70-80 crecimos con recipientes o envases que se cuidaban porque servirían para toda la vida, reduciendo al mínimo los residuos. De ahí que tantos hogares contaran con envases para la leche o recipientes de latón (más tarde serían de plástico) y vidrio para almacenar otros alimentos, pero en todos esos objetos se buscaba prolongar su vida útil, incluyendo las prendas de vestir (al primer detalle, aprendimos a zurcir y reparar).
         Incluso entre las diferentes clases sociales había prácticas de beneficio mutuo. La clase alta solía renovar los objetos de casa cada año, por lo que en ese proceso los “viejos objetos” (que habían tenido relativamente poco uso) eran vendidos a bajo costo en bazares o ventas de garaje e incluso en tiendas de ropa de segunda mano.
         Las generaciones posteriores crecieron en un mundo desechable, incluyendo las relaciones. Proliferaron los objetos de corta duración, efímeros, y se mantuvo la generación de residuos a partir de esas prácticas. Si miramos a los tiraderos de basura (que es una mina de oro para la antropología), encontraremos que la mayoría de los objetos que se pueden encontrar corresponden a no más de cincuenta años, es decir, a partir de la generación X.
         Ahora, los “baby boomers” tienen razón en su enojo, pero es contra la generación equivocada. Las buenas prácticas siempre se mantuvieron en las viejas generaciones, excepto en aquellos que se dedicaron a fabricar imperios industriales de gran contaminación. Pero desde los hogares aún practicamos el reúso y el reciclaje, prácticas que hoy vuelven con las nuevas generaciones.
         ¿Se podrá revertir el fin del mundo? A menos que se encuentre una solución científica, dudo mucho que la humanidad aprenda a cuidar nuestro gran hogar que es el planeta Tierra.

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