3 de mayo de 2014

Muere la cultura en Zacatecas

La expresión cultural ha muerto en Zacatecas. Este pensamiento comenzó a cobrar forma en mi cabeza mientras recorría las calles de una hermosa ciudad devorada por sus instituciones en un aparato burocrático sumido en la decadencia.
Me negaba a aceptarlo, tratando de justificar por qué esta insatisfacción. Pero era inútil. Tal vez los tiempos han cambiado y, con él, las expresiones culturales que nos dan una identidad como individuos, primero, y de forma colectiva, después.
Y, sin embargo, mi experiencia y mis sentidos me hacían ver que en Zacatecas había muerto la expresión cultural auténtica, original, representativa, de calidad. Me negaba a creer que la cultura llegara al punto de institucionalizarse, que los jóvenes (y los no tan jóvenes) prácticamente prostituyeran su talento por una beca, un estímulo, un espacio cultural, una publicación. Pero así era. Así es.
¿Qué me pesa más de esta situación? Difícil concretarlo en una sola frase. Sé que al publicar esto me ganaré muchas críticas, tal vez se cierren muchas puertas, incluso estoy cierto que varias "amistades" me darán la espalda. Pero mi necesidad de decirlo pesa más.
Nunca he sido muy afecto a lidiar con las instituciones, en especial las de carácter cultural. De inicio, me parece un error (¿una contradicción?) que la cultura se institucionalice. ¿De qué manera se manifiesta? La forma más sencilla de identificarlo es viendo a la gente que es promovida en cada administración, independientemente de la expresión artística de la que se trate. Y no me refiero únicamente a instituciones gubernamentales. Hay tanto talento desperdiciado...
Veo a la gente que dirige la cultura en esta administración y advierto que hay gente inexperta, que desconozco (o tal vez intuyo) por qué están en esos cargos. Y entonces uno va conectando ideas: la gente que "destaca" es por sus relaciones (frívolas, falsas, aberrantes, de una prostitución tan baja que ni las trabajadoras sexuales lo harían) con los encargados de dirigir la "cultura. Ahí están las becas, los premios, los estímulos al talento artístico, la posibilidad de publicar, vendidas a la mejor lengua, la que puede lamer hasta la mierda debajo de la suela...
Pero los artistas (los que pueden llamarse así) se ven obligados a callar. La cultura ahora depende tanto de las instituciones que hoy se ven obligados a presentar una cotización de algún proyecto cultural, incluyendo otras cotizaciones de proyectos similares, en un burdo intento de "someter" a las voces que se atreven a mantener la verdadera expresión cultural en Zacatecas.
Recuerdo una ceremonia para la entrega del Premio Estatal de la Juventud (hace ya varios ayeres). Dos cosas me molestaron sobremanera: primera, que un premio de reportaje gráfico se le otorgó a un joven que publicó en la revista Maxime (¡wow! ¡Maxime!), cuando estaba a un lado de una fotoperiodista impresionante, con una gran trayectoria, pero que, lamentablemente, no ha publicado en una revista de talla internacional como Maxime.
En lo que a mi área concierne, fue más grande la decepción. Conocía a quienes concursaban (perfiles con una vasta experiencia, con una calidad literaria como pocos jóvenes en Zacatecas). Sin embargo, el premio en la categoría de Literatura le fue otorgado a un joven que no tenía ninguna publicación, pero había ganado una beca para estudiar en el extranjero.
En esa ocasión parte del jurado para ambos premios fueron la conductora de un programa "de revista" local: Crema y Naca (o algo así, no lo recuerdo; ni siquiera recuerdo el nombre de la conductora). La otra persona fue Sergio Mayorga, de la Fototeca Pedro Valtierra, con formación de filósofo, cuando la Filosofía está peleada con las Letras porque la primera busca la verdad, mientras la segunda se preocupa más por la verosimilitud.
Otro ejemplo claro y evidente está en el plano musical. Recientemente concluyó el Festival Cultural Zacatecas 2014, pero recuerdo que hace años tuve la oportunidad de acudir a un concierto de Diamanda Galas, artista de talla internacional, por tan solo 100 pesos cuando días antes había presentado el mismo espectáculo en Londres por la módica cantidad de 100 libras esterlinas por entrada.
Con el tiempo, ese Festival Cultural degeneró a tal grado que ya no fue Diamanda Galas, sino Vikki Karr una de las estrellas invitadas...
En el plano local tuve la fortuna de apreciar maravillosos conciertos de Édgar Gutiérrez o de Daniella Guadiana. ¡Cómo han cambiado los tiempos!
Y si pasamos al plano de la danza... ¿hace cuánto no apreciamos un espectáculo digno porque tenemos que ver los cursos de danza árabe hasta en la sopa? También en la danza hay tanto talento desperdiciado...
Y ni hablar de las artes plásticas. ¿Por dónde podría empezar? De pronto Zacatecas se volvió "tierra de artistas" porque ya todos podían exponer hasta en el baño de un bar. Se abrieron café-galerías a diestra y siniestra, exponiendo la obra de nombres tan desconocidos, sin nociones de lo que es el arte, pero ya por muchos denominados como "catedráticos del arte".
Se acabó la verdadera crítica porque, de pronto, ya todos eran especialistas en arte. ¡Claro! Ya habían tomado un curso básico para decir "esto representa la interculturalidad de la abyección destrozada del yo interno narcisista" y uno solo veía trazos y trazos sin sentido, sin técnica, sin poder determinar un conjunto; vaya, ni siquiera despertaban la atracción o repulsión en el espectador. Pero son "catedráticos del arte".
Un día paseaba por el parque La Encantada para admirar el mural de Sonia Félix Cherit y al llegar, no supe si reír o llorar cuando vi a unos "rotulistas" pintando un "¿mural?" a espaldas del construido por Sonia Félix. Usted, lector, si tiene la oportunidad, vaya a comprobarlo por su cuenta. No le llevará más de 10 minutos, así como a mí tampoco me llevó más de 10 minutos recorrer la "¿instalación?" colocada en el Jardín Juárez durante el reciente Festival Cultural.
Desconozco, francamente, los nombres de quienes incursionaron en ese tipo de instalaciones, pero lo que vi me incomodó. No le veía sentido a hilos y estambre regados por doquier, sin un orden, sin idea de lo que es una "instalación". No había concepto (más allá de las jaulas colgadas de las ramas de la jacaranda). No se integraban los elementos. En suma, la maraña montada en el jardín era solo un revoltijo que no me decía nada.
Y sin afán de menospreciar su obra, ¿por qué se le asignan cerca de 50 millones de pesos a Alfonso López Monreal para plazas cívicas conmemorativas por el Centenario de la Toma de Zacatecas? Manuel Felguérez pedía mucho menos tan solo para restaurar una obra magnífica que el actual gobierno mantiene en el olvido...
¿Podría hablar de las exposiciones? Sería muy largo de detallar y cansaría al lector. En resumen, no vi museografía, las obras estaban colocadas en lugares de difícil acceso, sin orientación, sin un guía que informara al visitante dónde iniciar un recorrido, dónde continuar y dónde concluir.
En el teatro veo por todos lados "Los Cosmicómicos", que su mérito tienen, pero hay tanto talento desperdiciado... Iván Guardado (para mí, uno de los jóvenes dramaturgos más destacados en Zacatecas) presentaba una y otra obra, con varias temporadas porque había una cultura de ir al teatro, a disfrutar y estremecerse. Pero el teatro ya no es como antes...
Y entonces pasamos a mi terreno: la literatura. Tuvimos a Gabriel García Márquez, que ya es decir bastante. En esta administración creo que pocos han sido los escritores de renombre que han pisado tierra zacatecana. Se me ocurren Xavier Velasco, Paco Ignacio Taibo, Dolores Castro... ¿Yordi Rosado?
Ni hablar de la producción literaria. Hace unos años fue el boom de las "cartoneras", modelo mal imitado de lo que se realiza con maestría y profesionalismo en otras latitudes del mundo y no de forma improvisada (como muchos "hartistas" locales).
Y abundaban las revistas "culturales" (en varias de las cuales me vi involucrado), que permitían conocer nuevos talentos. Sin embargo, con el tiempo solo han sobrevivido DosFilos, La Gualdra y Corre Conejo, que limitan mucho la publicación de nuevos talentos...
Pero ya tenemos una Yamilet Fajardo, Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde, una jovencita zacatecana que, en una entrevista con motivo del Día de la Mujer, puso en evidencia que el premio fue un fraude, como lo constatan sus familiares... ¿O cómo explicar que la poetisa Dolores Castro, en su última visita a Zacatecas y compartiendo panel con Yamilet Fajardo, ni siquiera volteara a verla?
Pero Zacatecas tiene la "cultura" que se merece. El colectivo de artistas, los que en realidad pueden ostentar ese nombre, han vivido tan desorganizados que no pueden hacer frente a la institucionalización de esta broma que es la "cultura" en Zacatecas.
Aquí hablo únicamente del ámbito cultural, pero estoy seguro (tengo plena certeza y con fundamentos) de que hay otras áreas de gobierno que también nadan en un mar de podredumbre.

Estamos en la recta final para el cuarto año de gobierno. Aún hay tiempo suficiente para cambiar.

2 comentarios:

  1. claro! eso es por todos bien sabido y mas en una ciudad tan pequeña como Zacatecas (tiro de mina llena de ciegos webones) peleándose todos contra todos, sanguijuelas ávidos de poder (claro que como en todo hay personas nobles y leales a su chamba que se rescatan, incluso funcionarios!!) es por eso que en lo personal cada vez que me laman "artista" me da un chorro de coraje... pues creo ya es de baja calidad tener ese titulo y mas viviendo aquí.
    que mal que no te gusto hilos, pero pusimos nuestro mejor esfuerzo
    espero hayas visto mi expo que tuve por ahí, aunque me da miedo tu rechazo.
    y ciertamente comparto tu opinión, es una pena... espero las nuevas generaciones salven la reputación de la ciudad

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  2. Suscatchavalerra, coincido contigo en todo. Esto es solo una opinión. No es ni siquiera una crítica objetiva, pero es lo que siento. Y, por supuesto, también hubo cosas interesantes, aunque no tuvieron la difusión adecuada. Por ejemplo, la exposición en la Ciudadela del Arte, la que me pareció mejor, estaba refundida al final del edificio, sin un guía que te orientara para llegar a la sala. Creo que son cosas que se pueden mejorar. Pero lo que no puedo admitir es que la gente se autodenomine "artista" ya por tener una exposición. En mi caso, ¿podría llamarme "escritor" cuando nunca he ganado un solo premio literario? Es para la reflexión... ¡Gracias por tu comentario!

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