12 de mayo de 2019

132. La cornucopia


En muchos hogares “tradicionales” he visto con mucha frecuencia alguna referencia a la cornucopia en las diferentes estampas que cuelgan de las paredes. En sus creencias, la imagen de la cornucopia debería atraer la abundancia (recuérdese la etimología de esta palabra, “cuerno de la abundancia”, por eso llamamos “copioso” a algo abundante). Yo difiero.

         El origen de la cornucopia se encuentra, como la mayoría de nuestras creencias occidentales, en la mitología griega. Se trata de una bonita historia sobre una cabra y un cuerno al que no dejaban de salirle numerosos bienes que se derramaban, principalmente bienes efímeros.
         Y aunque hay varias versiones que se han modificado y adaptado a lo largo de la historia, la esencia se conserva: un cuerno que representa la abundancia de los bienes materiales a los que se aspira (riquezas). En general se le vincula con la fortuna, la abundancia, la ocasión, la liberalidad, la prudencia o la alegría (meras alegorías que intentan explicar la naturaleza humana).
         Sin embargo, en cualquiera de las representaciones de la cornucopia (no es la misma, pero en cada caso comparten los mismos elementos y contextos), me da la impresión de que esa abundancia raya en el exceso: demasiada fruta que se desborda del cuerno, a tal grado que en cualquier momento parece que surgirá alguna mancha de fruta que se pudre, rodeada de moscas y gusanos que llegan a devorar esa abundancia que sobrepasa a quien posee la cornucopia.
         Esta imagen que me creo que la cornucopia bien podría aplicarla a los tiempos que vivimos: una riqueza que no se comparte, solo se acumula, se desborda, faltan bocas para consumirla y termina por echarse a perder. ¿El dinero corrompe? Interesante analogía.
         En la abundancia poco se valora la carencia. A la inversa, se añora la abundancia como un privilegio ante la carencia. Porque la abundancia idealizada, en los tiempos que vivimos, implica acceder a un poder adquisitivo que nos coloque en determinado escaño social, aunque es una idea tan frágil que se rompe cuando advertimos que esa abundancia solo funciona dentro del sistema en el que vivimos.
         ¿Qué es la abundancia en un mundo donde prevalece la carencia? Ojalá esa abundancia se tradujera es otro tipo de bienes, también efímeros, pero que vuelven sobre sí al cabo del tiempo. Porque las riquezas materiales van y vienen, lo que puede conservarse son las memorias. Esa es nuestra riqueza al momento de partir.

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