11 de junio de 2019

159. El pastel


Tarta, torta o pastel, como también se ha conocido en otras regiones del mundo, lo cierto es que ignoro el origen de este alimento por lo general dulce y que a lo largo de la historia ha evolucionado a tal grado que hoy solo es una migaja de trigo envuelta en capas y capas de merengue creando un artificio que nadie se ha de comer.

         Quiero pensar que los primeros pasteles surgieron en el mediterráneo, cerca de los diversos puertos a donde llegaban mercancías del mundo antiguo, y debió ser en una época en la que ya se utilizaba el trigo molido en la elaboración de panes, porque incluso en los banquetes que llegó a ofrecer la gran Cleopatra ya se mencionaban los famosos pastelillos de higos y miel de Quíos.
         Originalmente debieron ser una masa muy líquida donde se mezclaban harina de trigo (podrían ser de otros granos, aunque este ha predominado a lo largo de la historia), leche, huevos, mantequilla y endulzante (podría ser azúcar o miel).
         Por supuesto que las variantes surgirían con ingredientes añadidos durante la preparación o en la decoración, ingredientes que van desde la vainilla y la canela (especias exóticas que solo podrían haberse conseguido en las grandes caravanas) hasta una enorme diversidad de frutos en diversas presentaciones y, siglos más tarde, elementos decorativos como el betún, la crema batida, el ganache, el fondant y otras técnicas de pastelería más contemporáneas.
         También surgieron con el tiempo los pasteles del tipo salado, incluso los llamados “pasteles de carne” cuyas variantes corresponden al tipo de carnes que se producen en cada región, aunque son más típicos de la zona norte de Europa, sin olvidar los pasteles de pescados o mariscos tan socorridos en las costas de España, Portugal y Francia.
         Usualmente los pasteles han servido para coronar una ocasión especial e incluso han llegado a las grandes cortes reales con recetas creadas exclusivamente para una persona a celebrar y hoy vemos estas grandes creaciones que son maravillosas, pero incomestibles debido a la gran cantidad de artificios y nada de sustancia original: el pan de trigo.
         Para quienes no conocen mis hábitos alimenticios, el pastel está entre mis platos favoritos, aunque no en todas las variedades. Me inclino más por los pasteles de frutas o con cajetas, pasteles con la miga suave y esponjosa, no resecos, pero tampoco pastosos. No soy muy afecta a los betunes ni adornos. Una rebanada con una bola de nieve y quizá algún trozo de fruta me es suficiente.
         ¿Ocasiones especiales? Que traigan pastel a mi lecho de muerte.

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