3 de agosto de 2019

202. La sabiduría


Minerva o Atenea, la misma representación del saber, curiosamente en la figura de una mujer, como en el mito bíblico de la tradición judeocristiana en el que Eva, “la primera mujer”, comió el fruto del conocimiento y condenó a la humanidad al exilio del Edén.

         Son dos culturas que contrastan: aquellas que otorgan la sabiduría a la mujer y otra que rechaza la posibilidad de que la mujer haya tenido acceso a esa sabiduría. Tal vez ahí radica esa misoginia que se radicalizó durante la llamada “Inquisición” y quema de brujas. Fundamentalismos que nunca han traído bien a la humanidad.
         Esta misoginia prevaleció una vez que el cristianismo se generalizó en Occidente y excluyó a la mujer de todas las áreas del conocimiento. No obstante, las mujeres nunca hemos sido muy diestras en eso de seguir instrucciones. La curiosidad no mató al gato, fue el verdugo.
         Así surgieron muchas mujeres a lo largo de la historia que se atrevieron a romper esquemas a pesar de las imposiciones de una cultura machista. Sin sus aportaciones en las diferentes áreas del conocimiento, nuestro saber actual sería menos (y aun así es reducido en comparación con todo aquello que desconocemos).
         Recientemente se ha descubierto que fue una mujer quien desarrolló el uso de las matemáticas en la antigua Sumeria, un área del conocimiento fundamental para entender todo en el Universo conocido y que, desde su “invención” (o descubrimiento), ha construido la civilización con su aplicación en la vida cotidiana.
         Pero me sigue resultando curiosa esa tendencia a segregar a la mujer de las diversas áreas del conocimiento, a pesar de nuestros grandes aportes. Si desde la antigüedad se depositaba la sabiduría en la figura de la mujer, se debieron tomar en cuenta numerosos ejemplos que dieran constancia de ello.
         Parecería ridículo, como un juego de infantes en el que un grupo de niños relegaran a las niñas por sus habilidades y conocimientos. Y sin embargo eso ocurre en la vida adulta, en todas las generaciones, durante toda la historia contemporánea, en prácticas que prevalecen hasta nuestros días a pesar de los avances del feminismo.
         Finalmente, una mujer ignorante solo es una sabia en potencia a la que han puesto cerrojos para no abrir su mente. El conocimiento en manos del hombre solo ha servido para esclavizar las mentes, y de eso podemos enumerar muchísimos ejemplos.
         Qué diferente sería el mundo en manos de una diosa.

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