5 de agosto de 2019

209. La villanía


Escribía William Blake que la locura es la capa de la villanía, como una especie de accesorio que le otorgara solemnidad. Es una pequeña expresión de los “Proverbios del Infierno” que nos ofrecen reflexiones en torno a la naturaleza y los matices del mal y del bien que conviven dentro del ser humano.

         El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española nos ofrece tres acepciones de la villanía: “bajeza de nacimiento, condición o estado; acción ruin; expresión indecorosa”. La expresión de William Blake estaría más relacionada con la primera, aunque no deja de vincularse por extensión con las demás.
         La villanía nos ha sido mostrada en estos tiempos como una rama de la locura (y no a la inversa) que parece concentrar en una persona atributos de malignidad para cometer fechorías en contra de alguien a un grado que podría parecer “enfermizo”.
         Ironicemos pensando que un villano es alguien originario de una villa, aunque en el fondo nuestro contexto se remita al antagonista de una historia (así se trate de la vida cotidiana). Adolfo Hitler podría ser un ejemplo de un villano que rayó en la locura y llegó a cometer actos de lesa humanidad. No era originario de una villa, pero fue el antagonista de una historia que millones quisieran olvidar y que nunca se repita.
         En el séptimo arte y en la literatura tenemos grandes ejemplos de villanos. Pensemos tan solo en los cuentos infantiles o en los relatos fantásticos, muchos de los cuales han sido llevados a la pantalla grande por Disney y nos ofrecen una imagen de villano que ha contribuido a la construcción de un ideal en torno a la villanía.
         Aunque caricaturizados, encontramos personajes con ambiciones personales que recurren a todo tipo de artimañas para afectar al protagonista en la persecución de un objetivo. Se trata de una visión maniquea del mundo (aunque fantástico) que divide a sus personajes en buenos y malos, entre estos últimos los villanos.
         Sin embargo, tomemos en cuenta que Adolfo Hitler, aunque villano en la historia de la humanidad, no lo fue desde su nacimiento. Esa villanía también respondió a una circunstancia personal que muchos atribuyen a la locura (de ahí la expresión a la que me he remitido de William Blake), lo que tampoco justifica la comisión de actos ruines.
         Disney también ha comenzado a cambiar estas estructuras en torno a la villanía. Pensemos en “Maléfica”, una villana que nos fue presentada en la versión animada como una hada cruel y despiadada que solo buscaba generar daño a los otros. En el filme protagonizado por Angelina Jolie se nos muestra a una villana con matices que explicarían el drama de la villanía: actos ruines cometidos por una circunstancia personal que marcó el rumbo de una vida.
         ¿Villanía en mi vida? Crueldad, quizá. Pero esa es otra historia.

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