Existe una combinación entre
ciencia y creatividad que involucra el uso de materiales en una producción
estética a la que hemos llamado “diseño”, y aunque este existe como una
creación humana desde las primeras manifestaciones artísticas en las cavernas
(pinturas rupestres), la noción del diseño como tal tuvo un respaldo teórico
hasta el siglo XX.
El
diseño está presente en nuestra vida cotidiana más allá de lo que podamos
imaginar, desde la casa en la que habitamos hasta la ropa que vestimos, los
materiales de oficina, el recipiente de los alimentos (la naturaleza también es
sabia en su diseño con patrones que se repiten), los vehículos en los que nos
trasladamos...
Curioso
es que se hacía diseño mucho antes de saber qué era el diseño. Desde las
pinturas rupestres la humanidad se valió de elementos a su alcance para crear
una composición de color y formas que tuviera secuencia y armonía en su
conjunto, pero también de manera individual.
Se
trataba del diseño como parte de una experiencia estética, pero en el mismo
periodo encontramos la aplicación del diseño en objetos funcionales para
simplificar las tareas de la vida cotidiana, como la elaboración de
herramientas de trabajo para el tallado en piedra, la albañilería, la
agricultura y posteriormente la confección de prendas, la rueda y sus múltiples
aplicaciones con sus derivados (pensemos en el torno, el molino, las tuercas,
entre otros ejemplos).
Otra
parte importante del diseño se ha manifestado en la arquitectura, un área del
conocimiento donde se involucran las matemáticas, la física, la ingenierías,
las teorías del color y la creatividad para una experiencia de goce estético.
Pensemos
en los estilos arquitectónicos que caracterizaron a cada cultura en la
antigüedad y cómo fueron evolucionando al pasar de los siglos (con una
maravilla de la arquitectura y la ingeniería a la que hemos denominado
“catedrales”) hasta llegar a estructuras cada vez más complejas, con la
aplicación de materiales cada vez más variados, en la arquitectura contemporánea.
En
la tradición judeocristiana se ha llamado “Dios” o “Yahavé” al gran ingeniero
que diseñó el universo, incluyendo a la humanidad (cuyo cuerpo también es un
ejemplo de diseño funcional), pues en la naturaleza hemos descubierto a través
de las matemáticas y la física patrones que se repiten entre las diferentes
especies, incluso en algunos casos con patrones infinitos.
Cada
individuo es su propio ingeniero que diseña su vida conforme a propósitos (o
carencia de), motivaciones, aspiraciones, decisiones (y omisiones). Mi vida ha
sido diseñada para detestarla hasta su término. La falla en el diseño es que
falta voluntad como la pieza clave para dar término a esa vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario