18 de noviembre de 2019

301. El fantasma


Recientemente (hablo de a lo mucho un año) vi una película llamada “A ghost story” que más bien era un melodrama y no una historia de terror, como sugiere el título del filme. Lo llamativo de la cinta es que cuenta una de las múltiples posibilidades sobre el espíritu o esencia de una persona una vez que sucede lo que ha de suceder.

         Historias de fantasmas supongo que surgieron como parte del folclore medieval, inspiradas en las “apariciones” de los dioses paganos ante humanos que protagonizaron varios hechos históricos o míticos de la antigüedad (principalmente de la cultura griega) y que luego irían conformando otro género narrativo a la par de las historias de caballería.
         Sin embargo, fue hasta el siglo XVIII que se desarrolló un género narrativo específico en el que la existencia de fantasmas y seres sobrenaturales tuvo su apogeo, mucho por influencia del gótico y todo lo que ello implicó en esa época.
         Recuerdo que una de las historias de fantasmas (no precisamente donde el fantasma era el protagonista) que más me llamó la atención en su momento fue “El Monje”, de Matthew George Lewis, pues en uno de sus capítulos que involucra la historia de Inés se hace referencia a una leyenda sobre una monja sangrienta que parecía anclada en un monasterio y que aterrorizaba a sus ocupantes.
         Luego he visto muchas referencias e historias sobre fantasmas (en la literatura de terror abundan los ejemplos) que más o menos han llamado mi atención (la sugerencia en “Otra vuelta de tuerca”, de Henry James, es un buen ejemplo de historia bien lograda por sus múltiples interpretaciones), pero que rondan sobre esa misma construcción de idealización del terror (no del terror cósmico, como planteaba H.P. Lovecraft).
         Por eso llamó mi atención “A ghost story”, porque ofrece otra perspectiva del fantasma en tanto remanente de lo que fue una persona en vida y que por algún motivo parece anclada a este mundo, añorando lo que fue y ya no será. Todo esto me ha hecho reflexionar sobre qué tan posible es la trascendencia del espíritu y si también es posible que la no trascendencia mantenga al espíritu, la esencia misma de una persona, anclada al mundo que conoció en vida.
         Esto me ha puesto a dudar si cuando suceda lo que ha de suceder, cuando suceda, mi propio nombre se volverá silencio. ¿Qué factores influirán en el surgimiento de fantasmas?

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