No confundir Iglesia con
mayúscula inicial, referida a una institución, e iglesia en minúsculas, para
hablar de un edificio en particular como espacio de veneración y práctica de
rituales de determinada doctrina. Aquí he de referirme a esta segunda acepción.
Aunque
hay muchos términos para referirse a este tipo de construcciones de acuerdo a
sus características, en general la palabra “iglesia” puede englobarlas,
independientemente de ser capillas, templos, iglesias o catedrales. Dichos términos
existen para distinguir justamente su función, el periodo en el que fueron
construidas y otros detalles en torno a su diseño.
Actualmente
vivo en una ciudad con una de las iglesias más bonitas y características del
barroco churrigueresco, esa decoración exagerada, con múltiples estilos
(podríamos decir que es ecléctica por todos los elementos que la componen) que
abarcan tres siglos de historia y que se manifiestan en los diferentes estilos
tallados en cantera en toda su estructura.
El
retablo es más contemporáneo, fue renovado apenas hace una década por un
escultor neogótico-neoclásico cuyas esculturas imprimieron un toque de
dramatismo a las figuras representadas, todas en roble y cubiertas de hoja de
oro de veinticuatro quilates.
Pero
no es mi iglesia favorita. Está muy lejos de ocupar ese lugar. Quisiera decir
que la Catedral de Notre Dame es mi favorita, como lo es para muchos alrededor
del mundo, quizá la Sagrada Familia diseñada por Gaudí, aunque tampoco se
inserta en ese primer lugar de la lista, mucho menos la Santa Sede ni miles de
iglesias alrededor del mundo que han destacado por su belleza arquitectónica.
Mi
iglesia favorita es la Catedral de Chartres, tal vez la primera que posicionó el
gótico en la arquitectura religiosa en toda la historia, con numerosos
elementos decorativos que son dignos de varias tesis doctorales en diferentes
ramas del saber.
Aunque
la Catedral de Notre Dame es más famosa a nivel mundial, lo ha sido en parte
gracias a la obra de Víctor Hugo, escrita y publicada en un periodo en el que
dicho inmueble tendría otros propósitos, lo que hubiera traído consigo la
pérdida de un edificio hoy considerado Patrimonio de la Humanidad, afectado por
un incendio hará poco más de un mes, aunque sigue de pie, como la Catedral de
Chartres, aún más magnífica que la primera, justamente por ser la primera en su
tipo.
Nunca
he puesto un pie en la Catedral de Chartres y, sin embargo, es mi favorita
entre todas las iglesias que se han construido por todo lo que encierra, lo que
significa, lo que contiene y las historias que aún no se cuentan sobre ella. Me
representa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario