22 de junio de 2019

172. La iglesia


No confundir Iglesia con mayúscula inicial, referida a una institución, e iglesia en minúsculas, para hablar de un edificio en particular como espacio de veneración y práctica de rituales de determinada doctrina. Aquí he de referirme a esta segunda acepción.

         Aunque hay muchos términos para referirse a este tipo de construcciones de acuerdo a sus características, en general la palabra “iglesia” puede englobarlas, independientemente de ser capillas, templos, iglesias o catedrales. Dichos términos existen para distinguir justamente su función, el periodo en el que fueron construidas y otros detalles en torno a su diseño.
         Actualmente vivo en una ciudad con una de las iglesias más bonitas y características del barroco churrigueresco, esa decoración exagerada, con múltiples estilos (podríamos decir que es ecléctica por todos los elementos que la componen) que abarcan tres siglos de historia y que se manifiestan en los diferentes estilos tallados en cantera en toda su estructura.
         El retablo es más contemporáneo, fue renovado apenas hace una década por un escultor neogótico-neoclásico cuyas esculturas imprimieron un toque de dramatismo a las figuras representadas, todas en roble y cubiertas de hoja de oro de veinticuatro quilates.
         Pero no es mi iglesia favorita. Está muy lejos de ocupar ese lugar. Quisiera decir que la Catedral de Notre Dame es mi favorita, como lo es para muchos alrededor del mundo, quizá la Sagrada Familia diseñada por Gaudí, aunque tampoco se inserta en ese primer lugar de la lista, mucho menos la Santa Sede ni miles de iglesias alrededor del mundo que han destacado por su belleza arquitectónica.
         Mi iglesia favorita es la Catedral de Chartres, tal vez la primera que posicionó el gótico en la arquitectura religiosa en toda la historia, con numerosos elementos decorativos que son dignos de varias tesis doctorales en diferentes ramas del saber.
         Aunque la Catedral de Notre Dame es más famosa a nivel mundial, lo ha sido en parte gracias a la obra de Víctor Hugo, escrita y publicada en un periodo en el que dicho inmueble tendría otros propósitos, lo que hubiera traído consigo la pérdida de un edificio hoy considerado Patrimonio de la Humanidad, afectado por un incendio hará poco más de un mes, aunque sigue de pie, como la Catedral de Chartres, aún más magnífica que la primera, justamente por ser la primera en su tipo.
         Nunca he puesto un pie en la Catedral de Chartres y, sin embargo, es mi favorita entre todas las iglesias que se han construido por todo lo que encierra, lo que significa, lo que contiene y las historias que aún no se cuentan sobre ella. Me representa.

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