Hay quien dice que las leyes
fueron creadas para ser violadas. Lo cierto es que la creación de las leyes se
dio en respuesta a una circunstancia, como una manera de poner orden y regular
aquellos actos que son permitidos y castigar las conductas que lesionan.
Consideramos
crimen a todo ese conjunto de actos que no se ajustan a lo que permiten las
leyes, sin embargo, hay conductas que lastiman y no están consideradas dentro
de las leyes. Esto ocurre por los vacíos o lagunas legislativas, de ahí surgió
la hermenéutica del derecho a fin de interpretar todo el marco normativo y
regulatorio sobre las conductas humanas.
Al
escuchar la palabra crimen hay dos pensamientos que vienen a mi mente: “Crimen
y castigo”, una de las obras más conocidas de Fiodor Dostoievski, y la extensa
producción literaria de Ágatha Christie como novelista de suspenso.
Puede
ser coincidencia, pero en ambos casos se habla de crimen como equivalente de
homicidio o asesinato, a pesar de que el crimen también podría haberse referido
a un simple asalto o robo, aunque resulta curioso que esta misma acepción sobre
el crimen es la que aplica para el periodismo actual de nota roja.
“Crimen
y castigo” se concentra en el debate moral del protagonista sobre el crimen
cometido y cómo, en teoría, triunfaría el deber moral de recibir castigo por el
crimen cometido. ¿Por qué ha llamado tanto la atención esta obra? Justamente
por ese debate moral que nos permite conocer un poco más de la naturaleza
humana.
No
obstante, creo que la obra de Ágatha Christie nos ofrece un panorama mucho más
amplio sobre la naturaleza humana y qué factores influirían para que una
persona llegue a cometer un crimen. Aunque sus historias cuentan con varios
protagonistas, y el más frecuente es el Sr. Poirot, me inclino más por la Sra.
Marple.
El
primero es más semejante a Sherlock Holmes, personaje creado por Arthur Conan
Doyle como un detective peculiar cuyo razonamiento dista mucho de la lógica que
solemos utilizar en la vida cotidiana. La segunda recurre más a la observación
y al instinto, parece aplicar más la sociología, la antropología y la
psicología para la solución de diversos crímenes.
¿En
qué lado de la ley me encuentro? Para la ley, yo no existo. He cometido
crímenes. He sido víctima de crímenes. Pero no hay documentos que testifiquen
sobre mi existencia. Existo, sí, en el vacío legal. Esa es mi vida: actos que
aún no contemplan las leyes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario