“¿Qué significa arrepentirse
cuando no tenías otra opción?”. Esas fueron las palabras de Laura Brown en “The
Hours”, un drama de Michael Cunningham adaptado a la pantalla grande con las
actuaciones estelares de Meryl Streep, Juliane Moore y Nicole Kidman.
Tanto
el filme como el libro han pasado por mis ojos tantas veces y aún me sigue
estrujando esa parte de la historia en la que Laura Brown nos hace ver que hay
decisiones que se toman en la vida bajo determinadas circunstancias, muchas más
allá de la propia voluntad, y arrepentirse no es opción cuando no hay otra
alternativa.
Una
decisión también cambia su perspectiva cuando es para sí mismo o cuando implica
a alguien más entre las consecuencias. Arrepentirse en el primer caso puede
conllevar cierta carga para uno mismo, siempre con esa duda recalcitrante del
hubiera, y sin embargo en el segundo caso no hay esa posibilidad.
Cuando
una decisión implica a alguien más y surge entonces el arrepentimiento, no solo
debemos cargar con el peso de uno mismo, sino con el peso que arrastramos hacia
“el otro” y las consecuencias de nuestra decisión, también con esa duda del
hubiera, aunque por partida doble.
Arrepentirse
también es echarse atrás en una decisión, o al menos la voluntad de hacerlo
pese a estar imposibilitados. Puede llegar a consumarse como una nueva
decisión, un cambio de timón, deshacer un punto en el tejido y volverlo a
montar con otra puntada, corregir el “error”.
En
todo caso, arrepentirse implica un desgaste emocional que a veces no estamos en
condiciones de soportar, ya sea por las circunstancias que atravesamos o por el
peso que cargamos con la decisión ya tomada, incluso por el propio orgullo que
atisba un poco de arrepentimiento pero que erige un elevado muro entre nosotros
y la decisión de arrepentirnos.
Llevo
setenta calendarios y sus lunas respectivas con tantos arrepentimientos que ya
olvidé la cuenta. ¿Ha servido de algo? Lo ignoro completamente. Preferí
quedarme con la duda del hubiera antes que tomar una segunda decisión para
cambiar el rumbo. ¿Me arrepiento hoy, ahora, en este momento, de lo ya vivido?
Me
arrepiento de seguir con vida, porque esta vida me ha sobrepasado más allá de
lo que he podido soportar. Me extingo lentamente y a pesar del arrepentimiento,
no tengo la fuerza ni la voluntad para evitar lo que viene.
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