Curiosa es la naturaleza que de
lo invisible también crea. El trueno, más que un acontecimiento, es un fenómeno
de sonidos que estremecen por su fuerza. A la distancia, anuncian que algo
viene. En la cercanía, te envuelven en montón de vibraciones que te hacen
sentir una minúscula criatura frente a la grandeza de la naturaleza.
Rebeca
creía que el trueno era una muestra de la furia de Dios (un dios judeocristiano),
enojado, colérico por las malas acciones de la humanidad. Al primer atisbo,
gritaba que la tormenta estaba cerca, una especie de castigo divino, y creía
que esconderse bajo las cobijas de la cama nos protegería de la ira de Dios.
Con
los años aprendí a disfrutar de los sonidos del trueno. Entendí que Rebeca no
temía la ira de Dios, sino el posible rayo que acompañaría a los truenos, temor
que no fue infundado: en su infancia vio morir a una mujer atravesada por un
rayo. El impacto debió ser terrible para que haya marcado su existencia por un
fenómeno de la naturaleza.
En
su primera producción discográfica titulada “Elemental”, la canadiense Loreena
Mckennitt incluyó una canción denominada “Lullaby” que comienza con una
grabación de truenos muy suaves que anuncian la lluvia. La combinación entre su
voz de soprano, los acordes del arpa y la suavidad de los truenos sumergen en
una atmósfera de calma y paz que solo se alcanzan en la soledad.
Si
lo pensamos bien, el trueno puede ser el equivalente a un mensajero de la
naturaleza, que anuncia que algún fenómeno se acerca, desde una tierna lluvia
que acaricia la superficie de la Tierra, hasta una tormenta que amenace con
arrastrar cualquier indicio de vida. El trueno figura ante otros fenómenos,
como ciclones, tifones, depresiones tropicales, temblores y terremotos, pero
entre todo, el trueno sigue siendo el anuncio de que algo pronto va a
acontecer.
Si
las sagradas escrituras de la tradición judeocristiana hacen alguna referencia
al trueno, seguramente será en torno a algún anuncio de la divinidad
manifestado a través de la naturaleza. Truenos que anuncien el apocalipsis,
truenos que marcan un antes y un después de la vida humana del hijo de Dios.
El
trueno bien podría ser mi representación de la naturaleza. En mi silencio y la
soledad de mi entorno, también trueno a través de las palabras para anunciar
que algo viene, algo se acerca, algo que puede ser catarsis, un cambio que se
avecina, una tormenta de caos que amenace la existencia de “los otros” o tan
solo un nuevo viento que dé variaciones a esta vida monótona sumida en el
silencio.
Ofelia
es trueno.
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