26 de octubre de 2019

237. El trueno


Curiosa es la naturaleza que de lo invisible también crea. El trueno, más que un acontecimiento, es un fenómeno de sonidos que estremecen por su fuerza. A la distancia, anuncian que algo viene. En la cercanía, te envuelven en montón de vibraciones que te hacen sentir una minúscula criatura frente a la grandeza de la naturaleza.

         Rebeca creía que el trueno era una muestra de la furia de Dios (un dios judeocristiano), enojado, colérico por las malas acciones de la humanidad. Al primer atisbo, gritaba que la tormenta estaba cerca, una especie de castigo divino, y creía que esconderse bajo las cobijas de la cama nos protegería de la ira de Dios.
         Con los años aprendí a disfrutar de los sonidos del trueno. Entendí que Rebeca no temía la ira de Dios, sino el posible rayo que acompañaría a los truenos, temor que no fue infundado: en su infancia vio morir a una mujer atravesada por un rayo. El impacto debió ser terrible para que haya marcado su existencia por un fenómeno de la naturaleza.
         En su primera producción discográfica titulada “Elemental”, la canadiense Loreena Mckennitt incluyó una canción denominada “Lullaby” que comienza con una grabación de truenos muy suaves que anuncian la lluvia. La combinación entre su voz de soprano, los acordes del arpa y la suavidad de los truenos sumergen en una atmósfera de calma y paz que solo se alcanzan en la soledad.
         Si lo pensamos bien, el trueno puede ser el equivalente a un mensajero de la naturaleza, que anuncia que algún fenómeno se acerca, desde una tierna lluvia que acaricia la superficie de la Tierra, hasta una tormenta que amenace con arrastrar cualquier indicio de vida. El trueno figura ante otros fenómenos, como ciclones, tifones, depresiones tropicales, temblores y terremotos, pero entre todo, el trueno sigue siendo el anuncio de que algo pronto va a acontecer.
         Si las sagradas escrituras de la tradición judeocristiana hacen alguna referencia al trueno, seguramente será en torno a algún anuncio de la divinidad manifestado a través de la naturaleza. Truenos que anuncien el apocalipsis, truenos que marcan un antes y un después de la vida humana del hijo de Dios.
         El trueno bien podría ser mi representación de la naturaleza. En mi silencio y la soledad de mi entorno, también trueno a través de las palabras para anunciar que algo viene, algo se acerca, algo que puede ser catarsis, un cambio que se avecina, una tormenta de caos que amenace la existencia de “los otros” o tan solo un nuevo viento que dé variaciones a esta vida monótona sumida en el silencio.
         Ofelia es trueno.

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