9 de mayo de 2019

127. El muro


La expresión “topar de pared” cambia su sentido cuando analizamos las diferentes manifestaciones de paredes y muros a lo largo de la historia, cada una con sus propios significados y que no necesariamente se limitan a representar un obstáculo para la vida.

         Viene a mi mente el llamado “Muro de los Lamentos” en Jerusalén, erigido para proteger el lugar más sagrado sobre la Tierra para la tradición judeocristiana y que es sitio de oración especialmente para el pueblo judío.
         El “Muro de Berlín” es otro ejemplo que dividió a dos naciones y nos legó miles de historias de separaciones familiares por motivos bélicos y políticos. También fue simbólico el acto en el que fue tumbado el muro, como un llamado mundial a la paz y hay múltiples expresiones artísticas que se remiten a este acto (recuérdese a The Cranberries y sus primeros trabajos discográficos).
         En la historia bélica también ha habido otro tipo de muros que no necesariamente son recordados con un nombre, sino como un espacio simbólico para el fusilamiento, muros que han sido retratados por grandes artistas, como Francisco de Goya, y que nos ofrecen una imagen de impotencia frente a las armas y la libertad que no llega a consumarse.
         En contraparte, hay muros que han servido de lienzo para el arte. Son llamados murales y existen desde hace milenios en la mayoría de las culturas. Los muros de las cavernas sirvieron de lienzo a los primeros hombres que retrataron la vida silvestre que llevaban, muros que más tarde serían sustituidos por enormes tabiques donde se plasmó la historia de una civilización, como la sumeria o la egipcia.
         Si hay un ejemplo de la maravilla de arte sobre un muro ahí tenemos la Capilla Sixtina, decorada por Miguel Ángel con múltiples pasajes de las Sagradas Escrituras y que se ha convertido en un emblema de la belleza clásica del Renacimiento.
         Hoy cualquier muro es lienzo incluso para el vandalismo (es rara la ciudad que no tiene grafitis en sus muros) y al interior de los hogares, los muros que integran la estructura de las viviendas son más funcionales que artísticos.
         En mi muro tengo clavadas las huellas de mi vida, para prenderles fuego cuando suceda lo que ha de suceder, porque al final de todo seré ceniza que no volverá a generar vida.

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