En muchos hogares “tradicionales”
he visto con mucha frecuencia alguna referencia a la cornucopia en las
diferentes estampas que cuelgan de las paredes. En sus creencias, la imagen de
la cornucopia debería atraer la abundancia (recuérdese la etimología de esta
palabra, “cuerno de la abundancia”, por eso llamamos “copioso” a algo
abundante). Yo difiero.
El
origen de la cornucopia se encuentra, como la mayoría de nuestras creencias
occidentales, en la mitología griega. Se trata de una bonita historia sobre una
cabra y un cuerno al que no dejaban de salirle numerosos bienes que se
derramaban, principalmente bienes efímeros.
Y
aunque hay varias versiones que se han modificado y adaptado a lo largo de la
historia, la esencia se conserva: un cuerno que representa la abundancia de los
bienes materiales a los que se aspira (riquezas). En general se le vincula con
la fortuna, la abundancia, la ocasión, la liberalidad, la prudencia o la
alegría (meras alegorías que intentan explicar la naturaleza humana).
Sin
embargo, en cualquiera de las representaciones de la cornucopia (no es la
misma, pero en cada caso comparten los mismos elementos y contextos), me da la
impresión de que esa abundancia raya en el exceso: demasiada fruta que se
desborda del cuerno, a tal grado que en cualquier momento parece que surgirá
alguna mancha de fruta que se pudre, rodeada de moscas y gusanos que llegan a
devorar esa abundancia que sobrepasa a quien posee la cornucopia.
Esta
imagen que me creo que la cornucopia bien podría aplicarla a los tiempos que
vivimos: una riqueza que no se comparte, solo se acumula, se desborda, faltan
bocas para consumirla y termina por echarse a perder. ¿El dinero corrompe?
Interesante analogía.
En
la abundancia poco se valora la carencia. A la inversa, se añora la abundancia
como un privilegio ante la carencia. Porque la abundancia idealizada, en los
tiempos que vivimos, implica acceder a un poder adquisitivo que nos coloque en
determinado escaño social, aunque es una idea tan frágil que se rompe cuando
advertimos que esa abundancia solo funciona dentro del sistema en el que
vivimos.
¿Qué
es la abundancia en un mundo donde prevalece la carencia? Ojalá esa abundancia
se tradujera es otro tipo de bienes, también efímeros, pero que vuelven sobre
sí al cabo del tiempo. Porque las riquezas materiales van y vienen, lo que
puede conservarse son las memorias. Esa es nuestra riqueza al momento de
partir.
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