Normalmente vinculada con la
justicia, la balanza es también un símbolo del llamado “Juicio Final” del que
hablan las sagradas escrituras de la tradición judeocristiana, símbolo retomado
en el Tarot y en el Zodiaco bajo el signo de Libra, así como en diversas
culturas cuyo dios o entidad suprema evalúa el peso de las acciones de una
persona en el “más allá”.
En
cualquier caso, la balanza parece sugerir que el mundo y sus acontecimientos se
dividen en un binarismo un tanto maniqueo, entre las acciones de bondad y de
maldad, aunque quedan fuera otros grados de verdad y un espectro de
indefinición que requiere ser interpretado bajo circunstancias específicas.
Es
lo que llamo “el peso de las decisiones”, sin embargo, también deberíamos
evaluar el peso de las omisiones, las cuales por extensión también son
decisiones y entraríamos además en un dilema de carácter ético al hablar de
acciones justas y/o correctas, espectro que incluye sus opuestos
complementarios y que nos hacen pensar que no siempre lo correcto es lo más
justo.
En
este punto me pregunto con qué criterios se pondría nuestra vida en la balanza
del “Juicio Final” y en el plano espiritual, cómo se mide el peso de las
acciones. Preguntas similares que surgen cuando pienso en otras culturas, como
la egipcia y el juicio de Anubis para entrar al inframundo (recuérdense varias
representaciones de este dios portando una balanza e incluso en los murales de
los diferentes vestigios encontrados la balanza es un símbolo recurrente).
Ahora
bien, una balanza puede ser modificada para hacer trampa (la usura sabe mucho
de ello) y así engañar a los interesados en conocer el resultado. En el
comercio es frecuente recurrir a estas prácticas y aunque la tecnología ha
avanzado, hay viejas mañas que difícilmente serán erradicadas cuando hay un
interés económico a raíz del peso de las cosas.
Si
en este momento sucediera lo que ha de suceder, me pregunto qué criterios
serían tomados en cuenta para evaluar mi vida y cuál sería el resultado. Muchas
de mis acciones son resultado de otras acciones hacia mi persona. Han sido una
respuesta que ha atendido a determinadas circunstancias.
¿Habré
sido buena persona?, ¿mala acaso?, ¿una persona justa?, ¿mis acciones habrán
sido correctas? Al final quizá no importe la respuesta a esas preguntas y tal
vez (solo tal vez) los criterios a evaluar sean muy diferentes. ¿La existencia
se medirá a partir de las acciones?
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