14 de noviembre de 2019

265. La cortina


En este mundo atravesamos por diferentes planos que se mueven entre lo externo, lo interno y los espectros de indefinición. Sin embargo, la mayoría presenta una especie de barrera que define los límites de cada uno (excepto lo que escapa en el espectro de indefinición): la cortina.

         Usualmente la palabra nos remite a una ventana y un trozo de tela que divide el mundo interior del exterior. Las hay en múltiples diseños, modelos, materiales y dimensiones, sin olvidar el variado colorido que llega a ornamentar un espacio físico.
         Algunas dejan pasar la luz y a lo largo de la historia hemos visto ejemplos decorativos que crean formas intrincadas a través del tejido (una de mis ventanas tiene cortinas con transparencias y bordados en color crema que se proyectan en el piso con el transcurrir del día).
         Hay otro tipo de cortinas que se colocan por encima, como una nueva capa, por lo regular fabricadas en materiales gruesos que impiden el paso de la luz, algunas más pesadas que otras, pero implican poner una barrera al mundo exterior para que no accedan a lo que hay detrás, pero al mismo tiempo significa una barrera hacia el mundo exterior, que desde dentro no se acceda a lo que acontece en el entorno.
         Este segundo caso implica, en otros grados de representación, una especie de barrera que nos encierra en la interioridad, marcando límites a la intimidad, sí, pero también alejándonos de cualquier vínculo con el mundo, con la sociedad, con el entorno y la circunstancia en la que estamos insertos.
         Hay otra barrera a la que también llamamos cortina: la caída de una cascada. Tiene la forma y la transparencia para dejar paso a la luz hacia lo que hay detrás, pero no está hecha de un material que permanezca tangible, sino que se filtra y se evapora sin que nuestras manos puedan contenerlo, y sin embargo una cortina de agua como la de una cascada también puede ocultar una oquedad que sobrevive detrás.
         En nuestra cotidianidad también hay personas que se valen de otro tipo de cortinas para marcar un límite con la vida interior. Forma parte de la personalidad, aunque influyen múltiples factores. Hay quienes optan por una vida interior y se encierran detrás para evitar que alguien más descubra qué se esconde tras la cortina.
         Podría ser mi caso, aunque más semejante a una cortina de agua que cae con mucha fuerza, casi imposible de penetrar. ¿Qué se esconde detrás? Solo el eco y la oscuridad que me ha dejado toda una vida de amarguras.

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