No existe.
La
tradición judeocristiana nos hizo creer que habría un mejor porvenir, pero la
misa tradición, la fe, el dogma nos ha hecho ver que nada de eso es real, no
existe, no tiene cabida en esta realidad de sufrimiento el que se nos ha
condenado solo por no compartir un credo.
Seré
breve: la salvación no existe. Es una quimera impuesta desde el momento en el
que somos traídos al mundo. La única verdad es el silencio que nos sobrevive.
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