Tuvieron que pasar miles de años
(y desde entonces han transcurrido casi dos mil años) para que una mujer
descubriera que los planetas no se mueven en círculos, sino en elipses: Hypatia
de Alejandría.
La
historia de Hypatia está envuelta en una guerra entre religiones que buscaban
imponerse a lo largo y ancho del Mediterráneo, en un periodo en el que la mujer
poco o nada figuraba (mucho menos en la ciencia) debido a la tradición del
patriarcado, que se afianzó en los tiempos después de Cristo y hasta nuestros
días.
Me
llama la atención que su muerte haya sido justificada como un atrevimiento a
incursionar en la ciencia siendo mujer, con el agregado de ser pagana para una
tradición judeocristiana que cobraba cada vez mayor fuerza para aquella época.
Resalto
estos elementos porque, para la tradición judeocristiana (incluso el Islam y
otras doctrinas y culturas), el círculo era la representación de la perfección
de Dios, un dios único y omnipotente, omnipresente y todopoderoso, y durante
milenios se tuvo la creencia de que el movimiento de los astros y la
configuración de la Tierra eran redondos, como un símbolo de esa perfección de
Dios.
Afirmar
(sin las pruebas científicas que hoy tenemos con el uso de las tecnologías) que
la tierra no era redonda y que los astros no se movían en círculos, sino en
elipses, para ese tiempo pudo haberse tratado de una “herejía”, un atentado
contra la verdad dogmática de la perfección de Dios, un dios del patriarcado
que mucho menos aceptaría la verdad que saliera de los labios de una mujer.
Pero
gracias a Hypatia y a su trabajo científico, hoy sabemos que la elipse también
es un movimiento que se repite en diversos patrones en el Universo y que
responden a determinadas circunstancias, incluyendo la fuerza gravitatoria y la
atracción de los astros por sus campos magnéticos (entre otros elementos que no
logro entender por completo, disculparán que no sea mujer de ciencia).
Tal
vez nuestro espíritu es también energía que viaja por el Universo en elipses y
de cuando en cuando (imposible determinar un lapso cuando el tiempo no es
medida en un plano espiritual) vuelve al mismo punto del que partió. Algunos le
llaman “transmigración de las almas”. Yo creo que es más un viaje astral.
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