3 de noviembre de 2019

262. La creencia


Hubo un tiempo,
         también,
                  acaso,
una etapa en que no supe de mí.


Y en un ciclo vino a mí la duda,
muchas veces,
         al cabo de los años,
adherida a las arrugas del espejo.

¿Qué de cierta, la vida que afrontamos?

Creí -en mil cosas-
y mudé mi pensamiento tantas veces
         tantos años
que hoy no cuento dogmas sino pasos.

Olvidé los cimientos de mi fe
y se hizo mi palabra y no su verbo
porque ¿en nombre de quién viví abnegada?

Mi saliva se volvió misterio,
sagrada letanía de voces no nombradas,
aquí dentro
         en mi pubis-telaraña.

Si el saber, en árbol encarnado,
algún día floreció,
como un árbol también se renovó
         con cada primavera.

Pero aquí dentro aún es otoño
y yo me extingo en el invierno.

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