Recientemente (hablo de a lo
mucho un año) vi una película llamada “A ghost story” que más bien era un
melodrama y no una historia de terror, como sugiere el título del filme. Lo
llamativo de la cinta es que cuenta una de las múltiples posibilidades sobre el
espíritu o esencia de una persona una vez que sucede lo que ha de suceder.
Historias
de fantasmas supongo que surgieron como parte del folclore medieval, inspiradas
en las “apariciones” de los dioses paganos ante humanos que protagonizaron
varios hechos históricos o míticos de la antigüedad (principalmente de la
cultura griega) y que luego irían conformando otro género narrativo a la par de
las historias de caballería.
Sin
embargo, fue hasta el siglo XVIII que se desarrolló un género narrativo
específico en el que la existencia de fantasmas y seres sobrenaturales tuvo su
apogeo, mucho por influencia del gótico y todo lo que ello implicó en esa época.
Recuerdo
que una de las historias de fantasmas (no precisamente donde el fantasma era el
protagonista) que más me llamó la atención en su momento fue “El Monje”, de
Matthew George Lewis, pues en uno de sus capítulos que involucra la historia de
Inés se hace referencia a una leyenda sobre una monja sangrienta que parecía
anclada en un monasterio y que aterrorizaba a sus ocupantes.
Luego
he visto muchas referencias e historias sobre fantasmas (en la literatura de terror
abundan los ejemplos) que más o menos han llamado mi atención (la sugerencia en
“Otra vuelta de tuerca”, de Henry James, es un buen ejemplo de historia bien
lograda por sus múltiples interpretaciones), pero que rondan sobre esa misma
construcción de idealización del terror (no del terror cósmico, como planteaba
H.P. Lovecraft).
Por
eso llamó mi atención “A ghost story”, porque ofrece otra perspectiva del
fantasma en tanto remanente de lo que fue una persona en vida y que por algún
motivo parece anclada a este mundo, añorando lo que fue y ya no será. Todo esto
me ha hecho reflexionar sobre qué tan posible es la trascendencia del espíritu
y si también es posible que la no trascendencia mantenga al espíritu, la
esencia misma de una persona, anclada al mundo que conoció en vida.
Esto
me ha puesto a dudar si cuando suceda lo que ha de suceder, cuando suceda, mi
propio nombre se volverá silencio. ¿Qué factores influirán en el surgimiento de
fantasmas?
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