16 de noviembre de 2019

287. La materia


A finales del siglo XVIII el químico Antoine Lavoisier aseguró que “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”, postulado que marcaría los fundamentos de la ciencia moderna y que, en cierta forma, sería opuesto a la tradición metafísica surgida en la Grecia clásica y desarrollada en la Alemania del siglo XIX.

         Creer únicamente en lo que la ciencia puede comprobar, pensando que toda la materia está integrada por átomos (y estos, a su vez, por protones, electrones y neutrones, hasta donde se ha descubierto) no considero que necesariamente nulifique o descalifique la creencia por fe. En el fondo creo que se trata de visiones diferentes en torno a un mismo “algo”.
         Pensemos, por ejemplo, en los colores de un atardecer. Mientras un grupo de personas considere que se trata de un acto de fe, como un “milagro divino” (bajo su sistema de creencias), otro grupo de personas que basan su realidad en la ciencia dirán que esas tonalidad son producto de partículas esparcidas por el aire y que reflejan la luz del sol en esas diversas tonalidades, en las que también estaría involucrado el espectro de luz, la gravedad, la distorsión de la luz, la refracción, la reflexión e incluso la trayectoria de un rayo de luz.
         Y sin embargo, para uno y otro grupo, un atardecer sigue cautivando, generando sensaciones en el cuerpo humano (que también podrían explicarse de forma científica a partir delas sustancias químicas que generan el dolor, el amor, la euforia, etc.), lo mismo que un cuadro pintado por Renoir o Monet.
         Incluso en el último siglo se han desarrollado numerosos estudios para comprobar la “existencia” del alma, algo que desconocemos todavía si es tangible, si es comprobable, si es materia o una idea. Me pregunto, en este caso, si los sueños (estudiados por la psicología y la psiquiatría) forman parte de ese postulado sobre la materia o si son producto de algo más.
         Unos dirán que en los sueños (y en la ausencia de sueños) tendría mucho que ver las reacciones químicas en nuestro cerebro, pero las imágenes que se genera, ¿cómo tendrían una explicación si se trata de algo intangible, efímero, subjetivo? Hay fenómenos de la naturaleza y de la propia mente humana que me hacen dudar.
         Quizá la duda que aún permea en muchos de estos fenómenos es lo que despierta la curiosidad de la ciencia, en un intento por comprender aquello desconocido y que en algunos casos genera temor. ¿Cómo explicar la sensación de terror a partir de la materia?

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