24 de noviembre de 2019

315. El anonimato


Escribía Virginia Woolf hace casi cien años ya que en la mayor parte de la historia “Anónimo” se refería a una mujer y sin descaro se comparten esas famosas citas cuyo autor o autora nos son desconocidos, pero que han dejado profundas reflexiones para repensar el mundo.

         La afirmación de Virginia Woolf no está muy alejada de la realidad. Aunque hoy gozamos de un catálogo de libros con cada vez mayor presencia de mujeres, no siempre ha sido así y conforme miramos hacia atrás vemos que figura algún nombre aquí y otro allá, como estrellas lejanas en medio de un universo de varones.
         Pero abundan esas “estrellas fugaces” que escriben desde el anonimato (o que han sido obligadas a no firmar con su propio nombre) porque su necesidad de decir con palabras su visión de mundo era más que el peso de su propio silencio y abnegación.
         Mary W. Shelley debió enfrentarse a ello cuando publicó por primera vez su novela “Frankenstein” en un mundo literario dominado por varones. Heredera del feminismo impulsado por su madre, se esforzó por dar voz a las mujeres también en el mundo de la literatura, un mundo en el cual han sobrevivido pocas voces de mujeres desde que surgieron las primeras creaciones literarias.
         Hasta hace relativamente poco tiempo se ha descubierto que fue una mujer la que creó por primera vez un poema y ese fue el surgimiento de la literatura como la conocemos. La novela, un caso más reciente, también ha tenido cada vez mayor presencia de las mujeres. Como decía Virginia Woolf, al surgir en el siglo XVIII aún era muy joven este género literario y permitió a las mujeres explotar sus posibilidades para dejar huella.
         Por mi parte, hay fragmentos sin firma que he dejado en el camino y de pronto los he visto en medios electrónicos, en pintas de muros, en grafitis callejeros y en impresos efímeros que algún ojo atento habrá capturado, si no mi nombre, al menos la esencia de lo escrito.
         Lo he dicho una y mil veces: cuando suceda lo que ha de suceder, cuando suceda, mi propio nombre se volverá silencio.

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